abril 27, 2010

¿Qué habrá en el norte?


¿Qué habrá en el norte?
 Pareciese que existe un común acuerdo, ya que, a grandes rasgos, el norte siempre resulta una tierra más prometedora y fructífera.  América del Sur ve con ojos esperanzados al norte del continente, así en Europa y otros lados del mundo. ¿Qué hay? En nuestro continente,  hacia el norte, se encuentra Estados Unidos y el Norte de México es la parte más cercana al hegemónico país vecino. Pero, a pesar de ser colindante con la nación gringa desde 1848 -cuando se perdió la mitad del territorio nacional por el acuerdo Guadalupe Hidalgo y, como resultado, lo que antes se trataba de rumbos medios del país se convirtió en el Norte- se trataba de un territorio careciente comparado con el centro y sur del país. ¿Qué es, entonces, lo qué dio foco al surgimiento del Norte de la manera en la que se le conoce en la actualidad?
En tiempos remotos, el norte del país fue una vez territorio árido, carente de unidad cultural y considerado tierra de pueblos bárbaros por el resto de la civilización mesoamericana. Como ya se trató, hasta el siglo XIX continuó teniendo menos relevancia a nivel nacional, aunque ya se encontraba poblado y con una cultura híbrida que iba dando pistas de su exitencia. Fue hasta el tiempo del Porfiriato cuando se incendió la mecha de lo que llegaría a ser un territorio que abarcaría un pueblo de tradiciones mezcolanzadas, de pensamiento capitalista, independiente, inconformista  y nómada.

Haciendo un vistazo a la contemporaneidad

El periodo porfirista realmente significó estabilidad económica y progreso para el país, aunque se le haya satanizado en las clases de Historia de nivel básico (recordemos que la historia la escribe el quién la gana, es importante la búsqueda e investigación de diferentes fuentes para tener una referencia y cosmovisión más objetiva). Lo que si resulta totalmente verídico es que la diferencia de clases creció de enorme manera, dando como consecuente o bien, como causa, un país de gobierno oligárquico, donde sólo un pequeño porcentaje de la población era acreedora de los llamados beneficios del progreso. Estados Unidos, el vecino de arriba, pasaba por un boom capitalista y su economía era fructífera. Entonces, suertudos norteños, el Norte resultábase ser el vecino inmediato del fenómeno que ocurría en EEUU. Cabe mencionar que fue en esos años cuando Estados Unidos maduró y surgió de manera más evidente como hegemonía. El ser territorio fronterizo fue llamado de atención a nuevas inversiones por parte tanto de empresas extranjeras como de inversión nacional. Las famosas vías ferroviarias del Porfiriato agilizaban el transporte de materia prima, acortaban distancias y economizaban tiempo (algo vital en los valores capitalistas). Aunando la cualidad fronteriza con las redes ferroviarias, la explotación minera, la explotación petrolera, las inversiones extranjeras y  nacionales, el Norte se convirtió pronto en un imán de capital humano, a tal grado que individuos del centro y sur del país emigraban a esta zona, una donde la aspiración a algo mejor, lucha laboral y nomadismo eran lo valores comunes.

La nueva cultura
Por lo menos en el caso del Norte mexicano, el ser zona fronteriza no termina en la definición de “línea de separación entre dos o más estados”. Se refiere a la ruptura de dos espacios con todo y su historia, su cultura, su economía, su lengua, su política, su gente e ideologías. Lo que en un tiempo fue lugar de la misma nación, se encuentra ahora con un sinfín de discrepancias y contrastes aunque no son de la intensidad como lo serían si se le compara con otras zonas del país pues, bien, aunque se trate de estados diferentes en toda su expresión, los une su cualidad fronteriza y su tendencia a mimetizarse, de vivir de manera simbiótica con el otro con un flujo de tradiciones, materia económica y de trabajo.
Para entender a esta cultura híbrida se debe de analizar su contexto e inicios. Como se trataba en un tema anterior del presente ensayo, pronto al boom capitalista estadounidense existió otro boom migratorio, el surgimiento de una cultura híbrida inconformista, más liberal que su cultura hermana sureña. La gente del norte tuvo un papel crucial en la Revolución Mexicana, cuando Villa inicia en la zona enfrentamientos de guerrillas, asaltos en Ciudad Juárez, Saltillo, Zacatecas, Chihuahua y Torreón, la mítica División del Norte  que condujo al enfrentamiento social a la tensión que propició el implantamiento de un nuevo gobierno, que posteriormente tuvo liderazgo sonorense  (1920-26).

¿ Hacia dónde vamos?

Esta tierra desierta ha sido poblada, es motor industrial y de esperanza. En tiempos cercanos, vio nacer al narco  y aun así vive el día a día, lo cual está lejos de ser positivo pero habla del contexto y la forma en la que viven los pobladores de estas tierras, aunque estaríamos entrando en otro tema igual de complejo e interesante. El punto es: probablemente, en cuanto a industria y economía, el Norte sólo ha ido hacia delante. No así en cuanto a seguridad social. Pero ésta es tierra de luchones, de emprendedores y gente recia, antes mitificada como pueblo bárbaro por sus contemporáneos. Si bien la gente misma no va a lograr erradicar las negativas por arte de magia, sabrá vivir y adaptarse a lo venidero. Sería bueno que, en un futuro, regresara a ese espíritu revolucionario y tomara un papel en la lucha contra eso que los corroe porque, como nos lo ha enseñado la historia, la pura mano del gobierno no siempre basta.


Bibliografía:
“La frontera norte como representación y referente cultura en México”
“El Gran Norte de México, Una frontera imperial en la Nueva España”, Alfredo Jiménez; Ed Tébar, 2006
“A la Sombra de la Revolución Mexicana”, Héctor Agular Camín/Lorenzo Meyer; Ed. Cal y Arena, 2005